jueves, 20 de marzo de 2008

El caso Hugo

No cabe duda que el mundo da muchas vueltas, y en ocasiones más rápido de lo que esperamos. Si bien, yo también fui de las personas que deseaba en su momento tener a Hugo en la selección, nunca estuve de acuerdo en la excesiva crítica que el pentapichichi hacía al entonces director técnico de la Selección, Ricardo Lavolpe, y eso que nunca supe digerir el que este último no haya llamado al Temo para el mundial (hasta el día de hoy siento que fue el error principal del argentino, al haber antepuesto el orgullo propio al objetivo deportivo de toda una Nación).

No me queda ninguna duda de que Hugo Sánchez es de las personas con más cariño a la playera verde y a lo que ella simboliza. Hay todo un antecedente del por qué Hugo es como es. Pero también creo que hay formas de lograr los objetivos y la forma en la que Hugo ascendió al puesto de DT del combinado mexicano, definitivamente no fue la mejor. Lo supo desde que tomó las riendas del equipo y lo sabe hoy más que nunca cuando los resultados se han encargado de callar la boca que parecía imposible (y en su momento, injustificada) de callar.

Lo que ocurrió con la selección sub 23 en las eliminatorias rumbo a Beijing, quedará registrado como uno de los fracasos más grandes en la historia del futbol mexicano, no por haber dejado ir la posibilidad de asistir a juegos olímpicos (lo cual ya ha ocurrido anteriormente), ni tampoco por la evidente incapacidad futbolísitica que mostraron los jugadores y el técnico, sino por una sencilla razón: gran parte de la camada de jugadores que convocó Hugo para el compromiso referido, forman parte de la UNICA generación en la historia que ha sido capaz de superar el problema más grande que han adolecido todas nuestras selecciones para alcanzar el éxito: la mentalidad, y sin embargo, lo que a manera de broche de oro ocurrió el domingo 16 de marzo, no fue otra cosa sino un claro y contundente retroceso en el aspecto mental al tener los 11 jugadores en la cancha, ya no digan un temor, un terror total de recibir la responsabilidad en sus pies en forma de balón de futbol, si llegaban a encontrarse frente a lo que pareció convertirse en el más terrible de los monstruos de la infancia: una simple y llana portería resguardada por la peor línea defensiva que he visto en mi vida en una selección (y eso que recuerdo perfectamente partidos como aquellos contra Martinica y San Vicente, y de aquel momento en que Zague metió 7 goles en un partido). De hecho fui sobradamente benévolo al llamar "línea defensiva" a los jugadores de Haití que vi el domingo. Lo de ese partido fue un chiste, un circo y un insulto a la vez. Fue un claro y duro golpe al ego, orgullo y soberbia del mejor jugador mexicano de todos los tiempos, y me parece que ocurrió en el mejor momento. En el mejor momento porque aún queda tiempo para corregir el camino, volver a poner los pies en la tierra (como no lo había hecho Hugo desde que tomó las riendas del equipo) y trazar nuevos caminos para alcanzar con humildad la meta más importante de nuestro futbol rumbo al 2010.

Ahora el 31 de marzo se deberá definir el destino de nuestro representativo determinando si Hugo debe seguir o no al mando. Dependerá enteramente de él, de las cuentas que rinda ante la Federación, pero sobre todo, me parece, dependerá de si es capaz de reconocer su responsabilidad en el fracaso más grande de las últimas décadas (mayor que el de la decisión Mejía Barón 94, los cambios Aguirre en el 02 y el orgullo Lavolpe 06 y su yerno incómodo), sobre todo porque Hugo ha contado desde el principio con el mayor y mejor capital futbolísitico de los últimos tiempos al poder tener en sus filas a Giovanni, Nery, Rafa, Torrado, Pavel, Salcido, Vela, Ochoa, Bofo y compañía.

Coincido con Hugo en que se le debe dejar continuar su proyecto hasta que llegue el momento de su "examen final", pero para ello deberá lograr para sí mismo lo que con dos piernas, un gran corazón y orgullo del bueno, y sobre todo goles, logró hacer en miles de aficionados que le gritaban "indio, indio!" cuando recién llegó a España: cerrar la boca.

2 comentarios:

Don Isra dijo...

La novela Hugo Sánchez, es eso una novela, ha tenido, tiene y seguirá teniendo, sus momentos de gloria y sus momentos de drama, y coincido con que le deben dar oportunidad de seguir, yo le doy mi voto de confianza y que siga.

Que lo de la 23 duele, pues si y no, se notó a leguas quien quiere jugar y quién no, quién va con ordenes y quién no, y no precisamente con ordenes de Hugo.

Que siga, y veremos.

Unknown dijo...

Y que le dan gas.... nimoho...